Viejas y arrugadas

Unas botas viejas y arrugadas, las que han sido dañadas por la sal del mar, se habían quedado pequeñas a su leal portador. Esas botas habían visto y sentido miles de cosas. Notaron el tacto frío de la suave nieve ,el calor abrasador del sol, viajaron en decenas de nuevos barcos, pero la única historia que quedó gravada en el cuero de estas botas fue el verdadero inicio, el primer paso.
Notaron como los delicados pies de un joven de veinte años entraban en ellas, recuerdan la intensidad con la que ataron sus cordones, que aún mantenían el negro brillante. Bailaban alrededor del tobillo del inexperto pescador. La primera vez que posaron su suela en el barco se marearon, el suave y continuo movimiento de las olas bajo ellas, como el agua rompía contra el barco, la bota izquierda sintió un leve escalofrío cuando una refrescante gota cayó sobre ella.
Eran relucientes y el joven se sentía orgulloso de calzarlas, pero aquel joven empezó a arrugarse, al igual que ellas. Una larga barba se apoderó de su rostro, en cambio las fieles compañeras del pescador comenzaron a deformarse.
Su último paseo fue hacia las tres, después de una tormenta. El pescador, afligido, agarró sus botas y mirándolas, las dejó en el suelo de un callejón abandonado.
—Gracias —depositó un beso en cada una de las puntas y se marchó.
Y así estas botas fueron olvidadas, hasta que un pintor se detuvo y las dibujó para que luego yo pudiera acabar su historia con el punto final.

[Text inspirat en el quadre de Van Gogh]

Anna

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