Entrevistem a Eduardo Hidalgo

d’Hedonismo Sostenible

12/05/2011

Eduardo Hidalgo ha escrit “Hedonismo sostenible”. Un extens assaig crític sobre la visió de les drogues, els seus riscos, les seves polítiques de control, etc. Planteja també una política d’autogestió, la reducció de riscos i de consum responsable de substàncies psicoactives-principalment enfocat a un ús lúdic, a la gestió de plaers…

Eduardo és psicòleg i màster en drogodependències per la Universitat Complutense de Madrid. Des de 1999 i per una dècada va coordinar la delegació de Madrid del grup Energy Control, pioner en la reducció de riscos associats al consum de drogues en entorns d’oci nocturn. Ha escrit diferents llibres sobre drogues: Ketamina, Heroína, ¿Sabes lo que te metes? (tots ells de l’Ed. Amargord).

Hem aprofitat per fer-li una entrevista. Agraïm a Eduardo la seva amabilitat.

(SD- SobreDrogues * EH- Eduardo Hidalgo)

SD- El titulo incluye la palabra sostenible, ¿como vincula ese adjetivo con el hedonismo?

EH- La verdad es que me hace bastante gracia esto del título y las distintas lecturas e interpretaciones que de él han hecho distintos lectores. Hay quien me ha dicho que el hedonismo jamás puede ser sostenible y quien, por el contrario, afirma que hablar de hedonismo insostenible es completamente absurdo. Para mí, el título, no deja de ser otra cosa que un recurso literario, incluso marketiniano, con el cual envolver y presentar –de forma pretendidamente atractiva y sugerente- un producto (el libro) y una propuesta (la legalización de las drogas hoy prohibidas). Creo que no hace falta darle más vueltas al asunto.

Con todo, cuando aludo al hedonismo me refiero al hedonismo drogófilo, al gusto por consumir sustancias psicoactivas; e introduzco el concepto de sostenibilidad en contraposición al concepto de guerra a las drogas. A día de hoy, las políticas sobre drogas están dirigidas a la erradicación de estas sustancias y de sus usos. Su objetivo último es un mundo sin drogas, un mundo futuro en el que no existan estos productos ni personas que los consuman. El hedonismo sostenible, partiendo de la base de que las pulsiones drogófilas son consustanciales al ser humano, vendría a proponer justo lo contrario: unas políticas sobre drogas que, en lugar de privar a las generaciones futuras de la satisfacción de tales pulsiones, las asegurara, evidentemente, de la forma más provechosa y beneficiosa posible para la sociedad (por ejemplo, compaginando el cultivo de hachís, opio o coca con el desarrollo sostenible de los países productores, en lugar de erradicando plantaciones mediante el uso de pesticidas que afectan a la flora, a la fauna y a la población autóctona). Unas políticas sobre drogas que, en lugar de perseguir el quimérico plan de un mundo libre de sustancias psicoactivas y de consumidores de sustancias psicoactivas, persiguiesen el objetivo (perfectamente realizable) de lograr un mundo en el que el uso de tales sustancias pudiese realizarse de forma más segura y menos problemática, de modo que, en última instancia, y como ya he comentado, resultasen más beneficiosas y positivas para toda la sociedad que las actuales políticas sobre drogas.

Por lo demás, lo que se viene a proponer es un abordaje del fenómeno del consumo que, en lugar de centrarse en la imposición de la abstinencia, respete la libre voluntad de las personas mayores de edad en lo concerniente al uso de unas y otras sustancias; y que se ocupe de ofrecer la información y los medios necesarios para que, quienes opten por consumir, estén en condiciones de hacerlo de la forma mas segura y sostenible posible, de tal manera que sus consumos actuales no comprometan —por exceso o mala praxis— las posibilidades de poder seguir satisfaciendo sus gustos drogófilos en el futuro, si es que ese fuera su deseo.

En fin, léanse el libro y sabrán a qué me refiero ja, ja, ja.

SD – La sociedad en que vivimos considera que, para un menor de edad, es más peligroso masticar y deglutir un cigarrillo de chocolate que empuñar y disparar un fusil semiautomático. Esta frase se ha extraído de su libro. ¿No es un poco exagerada? 

EH- Esta frase refleja, simple y llanamente, el estado de las cosas.

La ley antitabaco, aprobada en diciembre de 2005, establece en su Capítulo III, Artículo 3º, segundo punto que: «en particular, se prohíbe la venta de dulces, refrigerios, juguetes y otros objetos que tengan la forma de productos de tabaco y puedan resultar atractivos para los menores». Es decir, que, en España, la venta de cigarrillos de chocolate está prohibida.

La venta de pistolas de juguete, de plástico, metal o chocolate no lo está. Y, según establece la ley, a partir de los 14 años, los menores de edad pueden «tener y usar fuera de su domicilio hasta un maximo de seis carabinas y pistolas, de tiro semiautomatico y de repeticion; y revolveres de doble acción, accionadas por aire u otro gas comprimido no asimiladas a escopetas». Además, desde que cumplan los catorce años de edad, podrán usar «escopetas y demas armas de fuego largas de anima lisa, o que tengan cañón con rayas para facilitar el plomeo» siempre que pidan la autorización pertinente y que vayan acompañados de un adulto con licencia de armas. Por último, desde que tengan 16 años, y cumpliendo las mismas condiciones (compañía adulta y autorización especial) pueden utilizar «armas de fuego largas y rayadas para la caza mayor o armas de fuego largas rayadas para tiro deportivo, de calibre 5,6 milimetros (22 americano), de percusión anular, bien sean de un disparo, bien de repetición o semiautomáticas».

En definitiva, que en España, un menor de edad de, por ejemplo, 17 años, no puede comerse un cigarrillo de chocolate, pero puede usar un fusil semiautomático para caza mayor siempre que cuente con la licencia oportuna (un mero trámite adminsitrativo) y que vaya acompañado de otro adulto cazador.

Por lo tanto, como decía, la frase no hace sino reflejar objetivamente la situación actual. En consecuencia, en caso de que a alguien pudiera parecerle exagerada, habría de entenderse que lo exagerado –o descabalado o contradictorio- es el estado de las cosas que la frase refleja, no la frase en sí misma.

SD – ¿Hasta que punto vivimos en esa sociedad tan arriesgada que usted propone? 

EH- Mi intención, al mostrar los riesgos y problemas asociados a la práctica de diversas modalidades deportivas o de actos tan cotidianos y comunes como conducir un coche o una moto no es la de dar a entender que vivimos en un mundo alarmantemente arriesgado y peligroso. La finalidad –al comparar tales riesgos con aquellos asociados al uso de sustancias psicoactivas- es la de mostrar de forma clara y objetiva que determinadas conductas se consideran lícitas a pesar de ser tanto o más arriesgadas que otras que son consideradas ilícitas, y eso aun cuando la licitud e ilicitud de unas y otras haya sido establecida en razón, precisamente, de los riesgos que cada una de ellas traería aparejados.

En última instancia, por lo tanto, más que sugerir que vivimos en una sociedad en la que nos acechan y amenazan mil y un riesgos, vendría a demostrar que aquellos relacionados con el consumo de drogas no son, por lo general, tan fieros como los pintan y que, en última instancia, estarían sobredimensionados tanto en el imaginario colectivo como en la doctrina jurídica y en la política. En consecuencia, lo que vengo a proponer es que lo justo sería abordar su producción y consumo de una forma más ecuánime, que, por lo demás (e independientemente y más allá de si los riesgos que trae consigo el uso de drogas son muchos o pocos) resultaría, a todas luces, más práctica y beneficiosa para la sociedad en su conjunto y para cada uno de los miembros que la componemos (consumidores o no).

SD – ¿Como explicaría que después de tantos años aplicando las mismas políticas de drogas, con los resultados obtenidos, ésta siga siendo la misma? 

EH- Por servilismo político, por cuestiones de poder y supremacía entre naciones, por miedo al cambio, por ignorancia, y, sobre todo, por pura inercia, y al efecto, mejor le transcribo una cita del libro y así acabamos antes:

«La prohibicion se mantiene, sencillamente, por inercia, y los argumentos sanitarios han terminado por hacer las veces de coartada, sencillamente porque, con el devenir de los tiempos, en funcion de los discursos sociales y de la aceptabilidad social, los argumentos sobre los que se sustenta la prohibicion han ido cambiando, aunque no lo haya hecho, de ninguna manera, la esencia misma del fenomeno que tratan de justificar ni las razones reales y completas que lo originaron y que aun hoy lo mantienen. A fin de cuentas, asi es como funciona, desde siempre, la vida en sociedad: “todo cambia para que todo siga igual”, y lo primero que cambia, para que todo siga igual, son, precisamente, los argumentos que justifican que todo siga igual. Posteriormente, aparte de los argumentos, han de cambiarse tambien algunas cosas practicas, y finalmente, solo en algunas ocasiones y en momentos clave de la historia, las cosas cambian de verdad y dejan para siempre de ser como antes (curiosamente, en el ambito de las drogas y de su prohibicion, pueden ustedes estar seguros de que cada vez estamos mas cerca de que llegue ese momento)».

SD – ¿Qué reacciones le gustaría provocar a los lectores de su libro? 

EH – Me daría por satisfecho si “el mamotreto” invitase, en alguna medida, a la reflexión y al posicionamiento crítico y constructivo frente al modo en que actualmente abordamos y tratamos el fenómeno del consumo de drogas. Si, además, lograra mantener al lector mínimamente entretenido, e incluso, arrancarle alguna sonrisilla, pues ya me podría morir tranquilo ja, ja, ja.

SD- ¿A quién recomendaría especialmente su libro? 

EH- Opino que es una obra apta para el gran público. Es decir, que más allá de los profesionales del ámbito de las drogodependencias y de los usuarios de sustancias psicoactivas, creo que podría resultarle de interés a todo tipo de personas. En cualquier caso, recomendaría especialmente su lectura a los periodistas, a los deportistas, a los juristas y, fundamentalmente, a quienes rigen nuestras políticas sobre drogas.

  • Tel. 93 842 67 14 / Horari: de 9 a 14 h
  • A/e: cird@granollers.cat
CIRD – Acollida, suport psicològic i assessorament jurídic
  • Tel. 683 641 983 / Horari: de 9 a 14 h
Servei d’Orientació i Assessorament sobre Drogues i Pantalles

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